Tres cachorritos siberianos jugando. Uno cayó de espaldas y los otros dos se le tiraron encima.
En el primer recreo no se lo pude dar porque Maidana se me colgó contándome el argumento de Carrie.
—¡Está re-copada! ¿La viste?
—Sí.
Como tres veces le repetí que la había visto; pero me la contó igual, con lujo de detalles.
—¿Viste cómo termina? Para mí que en cualquier momento sacan la dos.
¿No vas a ir al baño, hijo de puta?, pensé, pero le dije:
—Puede ser…
Terminó el recreo. Mientras volvíamos al aula, me contó otra vez las partes que más le habían gustado.
—Qué copado cuando hace volar los cuchillos y se los clava a la madre…
Durante la clase de cívica no me pude concentrar. Ella tampoco estaba prestando atención, charlaba por lo bajo con Domínguez y las dos se reían. ¿De qué estarán hablando?, me pregunté. ¿De chicos? Daban esa impresión. En un momento miró para mi lado. Me hice el boludo, pero creo que me pescó. Empecé a sentir la cara caliente. Por miedo a que me viera colorado, me recosté contra la pared; de esa manera quedaba escondido detrás de Angeleri.
Sonó el timbre y Maidana se puso a contarle la película a Angeleri. No podía desaprovechar la ocasión. Agradecí a Dios y a Stephen King, y me escondí el dibujo debajo del buzo, cuidando que no se arrugara. Les dije que iba al baño y salí, sosteniendo disimuladamente el dibujo contra mi estómago.
Por suerte en el quiosco no estaba, porque ahí se juntaba mucha gente y yo quería agarrarla sola. En el patio interno no la encontré. Espero que no esté en el baño, pensé, y fui a buscarla al patio de afuera.
¡La puta madre! ¡Está con Domínguez!
Me senté en un cantero, medio oculto entre la muchedumbre, y esperé. Hice fuerza para que Domínguez se fuera al baño.
¿Y si ella la acompaña?
Por Dios, que no la acompañe…
Miré mi reloj: faltaban cinco minutos.
Si no se lo doy ahora, voy a tener que esperar hasta mañana.
No me animaba a encararla afuera.
Que se vaya al baño, que se vaya al baño, que se vaya al baño…
Me imaginé una vejiga hinchándose hasta casi reventar. En eso veo que Domínguez se va.
¡Esa! ¡Otra que Carrie!
Me incorporé de un salto. Di dos pasos y empecé a titubear. ¿Qué le digo?, pensé, y sentí un nudo en el estómago. Miré mi reloj: faltaban dos minutos.
Mejor se lo doy mañana.
Encaré para volver al aula y en ese momento me vio. Sonrió y me saludó con la mano. Le devolví el saludo. Mientras me acercaba, me saqué el dibujo de abajo del buzo y lo sostuve detrás de mí, aprovechando un momento en el que ella miraba para otro lado.
Es ahora o nunca, pensé.
—Te estaba buscando.
—¿Por?
—Por lo que te había prometido.
—¿Qué?
Me parece que sabía de qué le hablaba pero se hacía la boluda. Le di el dibujo; estaba doblado como si fuera una tarjeta. Sonrió.
—¿Y esto?
—Es para vos.
Lo abrió y los ojos se le iluminaron.
—¡Graaaciaas!
Me besó la mejilla y justo sonó el timbre.
No podía concentrarme porque Maidana hacía ruido. Lo miré. Estaba completando el cuestionario. Buscaba las respuestas en el libro y las transcribía a la carpeta, todo esto con cara de nada mientras hacía ruido de pedos con la boca. Angeleri también lo miraba, con expresión de incredulidad. Maidana emitió un pedo especialmente estruendoso y Angeleri dejó la birome sobre la mesa y se tapó la cara con las manos. Maidana levantó la vista.
—Ese fue uno de gorda con el culo abierto.
Se rió y siguió trabajando, esta vez en silencio. Nosotros también retomamos nuestros trabajos.
Al rato volvió a la carga, primero con algunos pedos aislados. Lo miré de reojo y confirmé mi sospecha de que los hacía cuando terminaba una oración. Ponía el punto y se tiraba un pedo con la boca. De a poco los fue haciendo con más frecuencia hasta que fue la misma pedorrea del principio. Variaba los tonos y la duración de cada pedo, y cada vez los hacía más fuerte. Finalmente se tiró uno agudo y bien sonoro. Se rió a carcajadas.
—¡Este es de japonés descompuesto!
Angeleri dejó de escribir y se levantó.
—Paso al baño, Cristian.
—Pasá…
—Andá a cagar tranquilo que con el ruido que hace este, ni se te va a escuchar —dije, y Maidana se mató de la risa.
Angeleri me miró serio y se fue.
—Adivinate este.
Maidana se puso a hacer un ruido como de motor, lo interrumpió para hacer un pedo y después lo reanudó. Me interrogó con la mirada.
—No sé —le dije.
—¡Es uno de colectivero! ¡Pisó un bache y se tiró un pedo!
Se agarraba el estómago.
—¿Y este?
Se puso a hacer unos movimientos con las manos mientras hacía ruido de pedos. Traté de entender lo que estaba representando, pero no hubo caso: me tenía desconcertado.
—¿Y?
Negué con la cabeza.
—¡Es un pedo de almacenero! ¡Se los tira cortando el fiambre con la máquina!
Ya le salían lágrimas.
—Ahora adiviná vos —le dije.
—¿A ver?
Lo miré sin emitir sonido.
—¿Y? Dale, boludo…
—Ya está…
—¿Cómo ya está, boludo?
—Es un pedo de mimo.
Echó la cabeza para atrás y se puso a golpear la mesa mientras se reía.
—¡Es buenísimo!
Angeleri volvió del baño.
—¿Me dejás que se lo cuente? —me preguntó Maidana.
Asentí.
—A que este no lo adivinás, Nicolás.
no puedo batata,me cuesta un huevo leer en pc.si algun dia me lo keres mandar en fotocopias todo de un sake ,nos encontramos un dia y kedamos asi,abrazo.
ResponderEliminarahi puse algo animado en honor freaky ke te puede gustar,si aguantas ver dibus en pc.je.
por si no tedistes cuenta soy jorge,digo no pero mas gordo y cambie los lemans x marlboro...mentira.
ResponderEliminarPD- EL TITULO ME ENCANTA LA IMPOSIBILIDAD DEL CONTACTO.....A LA LARGA SIEMPRE ME LLEGÒ ESE FINAL ASI KE SI KERES NO ME LO CUENTES,JEJEJE.KE ANDES BIEN DENTRO DE LO KE UNO PUEDA. VINCENT-
MIRA PERDONA KE ME EXTIENDA,GUILLE,CON RESPECTO AL CASO DE ESPAÑA,Y AL DE BRASIL KE EXPONES AL COSTADO,YO RECUERDO TAMBIEN HABER SIDO GASTADO COMO SE DECIA POR COMPAÑEROS SINCEREBROS SOBRE TODO EN LA PRIMARIA Y PRIMEROS DE LA SECUNDARIA,CUANDO ME DIVORCIE MI HIJO CANALIZO X EL LADO DEL MORFI,Y ENGORDÒ Y RECUERDO KE POR UN CORTO TIEMPO,SUFRI,ESO KE EL ME CONTABA,KE LO GASTABAN.DESPUES PEGÒ EL ESTIRON,AHORA HACE SKATE,KE AUNKE MUCHOS NO LO CONSIDEREN,ES UN DEPORTE,Y SI LO JODEN MUCHO TE PONE.COMO LO HARIA YO EN LA ACTUALIDAD.ESO NO SIGNIFICA KE SOMOS MACHOTES DEL SUR NI MUCHO MENOS,SOLO KE APRENDIMOS A DEFENDERNOS DE LOS MATADOS,COMO DIRIA BART SIMPSONS.EN EL FONDO,CREO KE YO TANTO COMO EL,Y HABLO PORKE "SE DE EL",EN EL FONDO SEGUIMOS SIENDO TIPOS KE SE SIENTEN RAROS,EL ESCUCHANDO DEAD KENNEDYS CUANDO TODOS ESCUCHAN REGATTON,YO ESCUCHANDO CASETTES EN EL 2011,Y LA VERDAD ...NOS SENTIMOS CON HONOR FREAKY POR ESO,PREFERIBLE PERTENECER A UNA PEKEÑA PARTE DE UNA BUENA COSA,KE A UNA GRAN PARTE DE UNA GRAN MIERRRRDA.
ResponderEliminarPD- SI SIENDO FREAKY SE PUEDE CONSEGUIR UNA ROTA PARA UN DESCOCIDO???TE AHORRO LA TERAPIA.
LAMENTO DECIRTE KE .....NO.PREVISIBILIDAD KE SE LE LLAMA.GRACIAS.
Stephen: Así que vos y tu hijo también padecieron de estas cosas que trata la novela. Está bien, que tu hijo le de a alguno con el skate en el marote. Mientras no se le vaya la mano —como en la peli Kids— y al otro día lo veamos en la primera plana de Crónica... Y yo tenga que poner su foto acá al costado, con el texto del diario, arriba del brasilero y del español.
ResponderEliminarSí, tu hijo escucha música de viejo. Como yo, que soy más viejo que él, pero escucho música de gente más vieja que yo. Y lamento informarte que no sos el único que sigue escuchando cassettes en pleno siglo XXI. ¡Yo también lo hago! ¡Y ando con un walkman por la calle! ¡Soy como el pibe ese de la propaganda que había estado congelado y volvía de haber estado en los años 80'! Hay gente que me mira en la calle. Ve los auriculares, sigue con la vista por el cable, y se encuentra con ese armatoste que llevo colgado al cinturón. ¡Y eso me han regalado un MP3! Cada tanto lo uso. En unos días pienso bajarme algo de Flaming Lips y de Morphine y escucharlos en el otro aparatejo.
¡Abrazo grande! ¡Y gracias por pasar y participar!