martes, 27 de diciembre de 2011

53


     Miss you de The Rolling Stones              

     Pasco estaba tomando cerveza directamente de la botella. Se paró frente a Domínguez, se puso bizca y empezó a hacerle muecas.
     —¿Cuántos dedos ves? —le preguntó mostrándole una mano—. ¿Diez?
     Domínguez la miraba fijo. Pasco dudó unos segundos. Después sonrió.
     —Es una broma, boluda —dijo—; no te calentés… De onda… —Le tendió la mano—. ¿Todo bien?
     Domínguez no respondió. Pasco se le rió en la cara, dio media vuelta y se fue. A unos pasos se cruzó con Godín. Mirándola desafiante, le dio varios tragos largos a la botella.
     —¿Viste qué borracha que soy, negra puta?
     Godín no le respondió.
     —Qué negra que sos… ¿La concha también la tenés negra?
     Los pibes se rieron.

     Walk de Pantera
     —¡¿Otra vez?! ¡Boglioli!                                                                      
     Paint it black de The Rolling Stones                           

     Aproveché que ninguno de los pibes andaba cerca.
     —Cristian… Me parece que tendrías que dejar de tomar…
     Se me quedó mirando con el ceño fruncido.  Creí que se había enojado, pero no: estaba pensando.
     —Tenés razón; ya estoy un poco mareado.

     Sympathy for the devil de The Rolling Stones   

     —Qué garrón que te peguen hasta las minas… —dijo Fernández.
     —Si para la foto de la escuela sigue teniendo el ojo negro, me voy a cagar tanto de la risa… —dijo Mendoza.
     Javier se rió.
     —¿Te imaginás?
     —¿Vos de qué te reís, Mandibulón? —dijo el Tano—. Si a vos también te embocó una vez…
     —¿Eh?
     —No te hagás el boludo… El día que le tocaste el culo y te metió una trompada. ¿No te acordás?
     Algunos se rieron.
     —Es verdad… —dijo Fernández—. Me había olvidado…
     —¡Cualquieeera! —dijo Javier—. Una cachetada me pegó…
     —¿Qué cachetada? —siguió el Tano—. Si te rompió la boca de una ñapi… Ahí viene el Turco, le vamos a preguntar. Él también estaba en el aula ese día.
     —¿Te acordaste de los pibes, Turco?
     —Cómo te tiene Lezcano, eh…
     —¿Qué están tomando? —preguntó el Turco.
     —Ginebra.
     —¿A ver?
     Mendoza le pasó la botella. El Turco le dio unos tragos.
     —Ta bueno, che… —dijo—. ¿Quién la trajo?
     —Nadie, estaba acá. Es del viejo de la Gorda.
     —Nooo…
     —Che, Turco… ¿Nocierto que una vez Pasco le rompió la boca de una trompada a Javier?
     El Turco se rió.
     —Sí… Me había olvidado…
     —Están diciendo cualquiera —dijo Javier—. Con la mano abierta me pegó…
     —No fue con la mano abierta… —dijo el Turco—. Fue una trompada. Si hasta se te hinchó el labio…
     Todos se rieron.
     —Sí… Me acuerdo…
     —Qué hijo de puta… A mí me había batido que el que le había pegado eras vos, jodiendo…
     —¿Eso te dijo?
     —Che, qué loca que está esa mina…
     —¿Viste cómo la está bardeando a Godín? Parece que le quiere volver a pegar.
     —Qué le va a pegar… Si está hecha mierda… En cualquier momento quiebra.
     —Para mí que se fumó un caño antes de venir.
     —Che, ¿dónde conseguirá la hija de puta?
     —A mí me dijo que el que consigue es el hermano.
     Benzaquén, el Gato y Tortonese se sumaron al grupo.
     —¿Qué hacés, Turco dominado?
     —¿Otra vez con la botella de ginebra? ¿No la habían dejado en la cocina?
     Fernández sonrió.
     —Sí —dijo—, pero la volvimos a agarrar.
     —Uh, boludo… No queda casi nada…
     —Qué zarpado…
     —Nos va a cortar la pija el viejo…
     —Hacé una cosa, boludo: rompé la botella y así queda como que se cayó.
     —Es re-vivo el viejo… Se va a dar cuenta…
     —Además es lo mismo: si no se da cuenta, nos va a matar igual. Por haberla roto.
     —No es lo mismo; a cualquiera se le puede caer una botella…
     —Uh, ahí viene la gorda, boludo… Escondé…

     Canción de tomar el té de María Elena Walsh

     —¡Ay, Dios! ¡Cómo son, eh!
     —Parece que Zappietro era una mujer… pero ahora parece un macho, tal como la ven… Yo no sé por qué…  
     —¡¿Se dejan de joder?!
     —Lezcano quiere pija, yo se la daré… Por la concha y por el culito se la meteré… Yo no sé por qué…
     Lezcano lo miró al Turco.
     —¡Yo sí sé por qué! —exclamó Boglioli—. ¡Porque tiene el mejor culo de toda la escuela!
     —Bueno… —dijo el Turco—. A ver si la cortan, che…
     Mendoza y Boglioli se rieron, pero dejaron de cantar.                            

     Jumpin’ Jack Flash de The Rolling Stones           
     Bed of roses de Bon Jovi                                      

     —¿Vamos, Maidana? —preguntó Tortonese.
     Maidana asintió. Cuando se levantó, Boglioli aprovechó para tocarle el culo. Él se dio vuelta lentamente y lo miró como si no entendiera. Boglioli lo apuntó con el dedo y le dijo:
     —Acordate: «Tu ruta es mi ruta».
     Maidana se lo quedó mirando unos segundos. Después se fue.
     Boglioli se rió.
     —Qué boludo que es este chabón… Para mí que es medio down.
     Mientras bailaban, Maidana y Mikaela se pusieron a conversar. En un par de ocasiones se rieron. Caferri apagó todas las luces menos una lámpara de pie.

     I’ll be there for you de Bon Jovi                      

     Tortonese y Onzari se pusieron a transar en un sillón. Maidana y Mikaela siguieron bailando. A ellos se les sumaron: el Turco con Lezcano, Lautaro con Caferri y Javier con Bresciani.
     —Qué raro el Mandibulón con un bagarto…
     —Mirá cómo se la chamuya… —dijo el Gato refiriéndose a Maidana.
     —Boludo, ¿te imaginás que se la levanta en serio?
     Se rieron.
     —Che, ¿te sentís bien, Olarticoncha? Tenés una cara…
     —Me duele un poco la cabeza.
     —¿Escabiaste mucho?
     Asentí.
     Mentira. Había tomado algo de cerveza nada más.
     Olivera y Fiorentino salieron del baño; se habían mojado el pelo y se lo habían peinado para atrás. Fernández se rió y les hizo señas a los demás para que vieran el espectáculo.
     —¡¿Cómo andás?! ¡Tanto tiempo!…
     Fiorentino lo abrazó a Olivera. Después le palmeó la espalda y le revolvió el pelo. Olivera se llevó las manos a la cabeza.
     —¡Pará, boludo! ¡¿Qué hacés?!
     —Uh, perdoná… Fue de onda…
     —Todo bien.
     —¿Querés que te preste un peine?
     —Bueno…
     Fiorentino se tanteó los bolsillos.
     —No tengo —dijo—, pero tengo este cepillo.
     —Todo bien.
     Olivera se peinó.
     —¿Cómo me quedó? ¿Bien?
     —Todo bien. ¿Y yo cómo lo tengo?
     —Todo bien.
     —Bueno. ¿Todo bien?
     —Todo bien.
     Se despidieron y cada uno se fue por su lado.

     99 in the shade de Bon Jovi              

     Maidana volvió a donde estábamos nosotros. Boglioli le palmeó la espalda.
     —¡Esa, matador!
     —Qué jugadoor… Permítame.
     Fernández le estrechó la mano.
     Me pareció que Maidana lo buscaba a Tortonese. El Gato pensó lo mismo.
     —Tortonese está allá. Haciendo con Pescadito lo que vos vas a hacer con Mikaela dentro de un rato.
     —Sos un maestro, Maidana… Después me tenés que enseñar.
     —A mí también, eh…
     —¿Qué te dijo?
     —¡Contá, boludo!
     Maidana no respondió.
     —No les hagas caso, Maidana —dijo el Gato—; no les contés nada. Eso es tuyo y de nadie más. Bah… Y de ella, obvio… Lo importante es que vas bien. Ahora hay que avanzar un poco más. ¿Cómo dice Tortonese? La próxima fase del plan.
     —¡La prueba de fuego, Maidana! —exclamó Boglioli.
     El Gato prosiguió.
     —Ahora en un rato, cuando pongan otro lento, la sacás a bailar de nuevo. Pero esta vez no le hablés. Vos nada más mirala a los ojos. Y en un momento acercale la boca… Si ella no te corre la cara, ahí nomás le metés un beso.
     —O si no, le tocás la colita, Maidana —intervino Boglioli—. Si se deja es porque quiere.
     El Gato lo miró a Maidana y se mordió el labio inferior.
     —Qué pesado que es este chabón cuando se pone en pedo…
     —O le apoyás la cara en una teta. ¡Le llegás justo!
     Boglioli se rió solo.
     —Qué mal que te cayó la ginebra, eh… —le dijo el Gato.
     —¡Y el whisky! —agregó Boglioli sin dejar de reirse.
     —Ah, ¿tomaste whisky también? —preguntó el Gato—. Con razón hablás tantas pelotudeces… —Se volvió a dirigir a Maidana—. ¿Vas a hacer lo que te digo?
     Maidana no respondió.
     —Si no, hacé una cosa —dijo Fernández—: si te da vergüenza que te vean, cuando termina el tema le preguntás si quiere salir a tomar aire.
     —Decile que querés ver las estrellas —dijo Boglioli.
     El Gato lo miró.
     —¿Qué estrellas, boludo?
     —Ah, cierto que está nublado… Entonces decile que querés ver las nubes. «Quiero ver las nubes pasar.» Así decile.
     —Dejate de hablar boludeces… —dijo el Gato—. La que dice Fernández está buena, Maidana. Vos decile eso: que querés ir a tomar aire. La mina va a entender.
     —Si te dice que sí, ya te la ganaste… —dijo Fernández. 
     —O si no, pedile a la Gorda que te habilite una pieza, boludo… Y directamente te la garchás… —dijo Boglioli. A pesar de que el Gato y Fernández lo miraban fijo, continuó—: Trajiste forros, ¿no?
     Maidana miraba el piso.
     —No me digas que trajiste peine y no trajiste forros… Ahí estuviste flojo, champion of de champions… Y bueno… Igual le podés hacer la cola.
     —Che… —intervino el Gato.
     Boglioli se llevó una mano a la frente.
     —Uuuh, boludo, cierto que la amabas… Perdoname, me re-olvidé…
     —Ja, ja, ja, qué gracioso… —dijo el Gato—. ¿Terminaste? —Se dirigió a Maidana—. Vos no le des pelota. ¿Sabés por qué te está bardeando? Porque te tiene envidia.
     Boglioli se cagó de la risa. 

     Love for sale de Bon Jovi                 

     —¿Y, Maidana? ¿Pensaste en lo que te dijimos?
     Maidana no respondió.
     —Boludo, preguntale a Tortonese; vas a ver que te dice lo mismo que nosotros… ¿Dónde está Tortonese?
     —Allá.
     El Gato le hizo señas para que viniera.
     —Escuchame. ¿Nocierto que ya está para que se le tire?  
     Tortonese levantó las cejas.
     —Para mí no…
     Los pibes lo miraron con extrañeza.
     —Para mí te la tenés que seguir chamuyando —prosiguió—. La mina dijo que le gustan los chicos formales. No es de chicos formales tirarse así de una… Yo sé que debés estar impaciente, Maidana, pero haceme caso: vos seguí así que vas re-bien. Para mí ya te la ganaste, pero…
     Boglioli se puso a aplaudir marcando el compás.
     —¡Qué alegría, qué alegría, olé olé olá!
     Tortonese levantó la voz para hacerse oír sobre el canto de Boglioli.
     —Pero tal vez te le tirás ahora y la mina se piensa que sos un pajero. Que lo único que querés es cogértela. Viste como son las minas… ¡Callate, boludo! ¡Ya fue el chiste!
     Empezó a sonar Spending my time de Roxette.
     —¡Hoy te la garchás, campeón! —gritó Boglioli, pero esta vez Maidana le apartó la mano de un golpe antes de que pudiera tocarle el pelo.
     —¡Basta, loco!
     Los que estaban alrededor se dieron vuelta para ver qué pasaba. Boglioli estaba serio, con la vista clavada en Maidana.
     —Tiene razón, boludo —intervino Tortonese—; estás re-pesado…
     Boglioli pareció no escucharlo. Me dio la sensación de que la cabeza le latía. Después de unos segundos empezó a hablar.
     —Qué mala onda que tenés, eh… Yo me pongo contento por vos y mirá cómo me la devolvés…
     Se me aceleró el pulso. Maidana miraba el piso. Me puse al lado suyo.
     —Bueno, che… —dijo Fernández.
     —¿Cómo me vas a pegar así en la mano?
     —Eso en mi barrio es pelea… —dijo Mendoza.
     Tortonese lo reprendió con la mirada.
     —Contestame, boludo… —siguió Boglioli—. ¿No sabés hablar?
     —No le des bola, Maidana —dijo Tortonese—. Andá a bailar con Mikaela.
     Maidana no se movió.
     —¿Necesitás que te haga la segunda?
     Maidana negó con la cabeza y, lentamente, se fue hacia donde estaba Mikaela.
     —Ponete las pilas, boludo… —dijo Tortonese.
     —¿Qué ponete las pilas? —dijo Boglioli—. Le voy a romper la cara a ese mogólico…
     Nos fuimos a sentar. Todavía me temblaban las manos.
     —¿Por qué le dijiste que no se le tire? —preguntó el Gato—. Lo estaba convenciendo de que se la llevara afuera para transársela…
     Tortonese sonrió con aire misterioso.
     —Vos aguantá; yo sé por qué te lo digo…
     Esta vez, Maidana no decía una palabra. Bailaba con la vista al frente; parecía que miraba a través de Mikaela. En un momento le apoyó la cabeza en el hombro.
     Los pibes se rieron. Tortonese sonreía en silencio.
     —Parece que la mina fuera él…
     —Tendríamos que haber traído una cámara de fotos, boludo…
     —¿La Gorda no tendrá?
     Cuando Mikaela quedó de frente a nosotros, aprovechó para hacernos señas de que había mal olor.
     —Uh, parece que se tiró un pedo…
     Se rieron.
     —Lo único que le faltaba… Nabo, feo y encima pedorro…
     De repente, Maidana dejó de bailar.
     —¿Qué le pasa a este boludo? ¿Se mareó?
     Mikaela lo interrogaba con la mirada. Se quedaron así unos segundos: quietos pero sin soltarse.
     —No me digas que le va a encajar un beso…
     —Nah…
     Y entonces, salió corriendo.

4 comentarios:

  1. Hola si vengo a decir AGUANTE PANTERA PUTOS

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  2. Yo te estaba respondiendo, lo juro, pero no se que pasó que lo saque y tengo que volver a empezar!
    Voy con lo más importante, yo también pensaba que Thorin era mas viejo, y si quiero ver a los tres Trolls Tom, Berto y Guille iba a hacer un chiste (aunque ahora ya no me lo acuerdo) sobre el nombre del último pero me di cuenta de que vos tenes el mismo nombre jajajaj; por otra parte si te digo que me acuerdo que los vi te miento, puede que si, es más creo que si, pero no estoy segura así que digamos que no sé.
    Y bueno a pesar de las críticas y todo espero con ansias ver EL HOBBIT!
    Yo no dibujo, copio, vos dibujas muy bien, me gustaron tus dibujos, son extraños pero están buenos.
    Bueno, ese fue mi resumen de lo que era mi comentario real.
    Tengas un buen fin de año y que el que viene sea mejor! Saludos, cuidate!

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  3. Gonzalo: Chupame bien la verga y vas a empezar a ganar buen dinero en serio, que es lo importante.
    Saludos.

    Boris: What did you say?!
    Are you talking to me?!
    Are you talking to me?!

    Sinsemilia: Cuántas veces me ha pasado eso de perder un mail o un comentario largo y tener que volver a escribirlo...
    Bueno, te agradezco la versión resumida, piba.
    Hacé chistes con mi nombre que no me ofendo.
    Igual, el nombre original de ese troll es William o Bill Huggins, el único troll con apellido de toda la obra de Tolkien.
    Eso es porque el Hobbit se lo imaginó, originalmente, como un relato para jóvenes. Creo recordar haber oído, incluso, que en un principio lo escribió para el hijo, o que pasó por escrito un cuento que le contaba al hijo. Algo por el estilo.
    Si ponés "tres trolls"+"señor de los anillos"+tolkien+piedra en Google, no recuerdo si así o en inglés, te van a aparecer imágenes de la película. Creo que en la versión extendida de la peli te muestran la escena en que Aragorn y los hobbits los descubren y en un principio creen que son trolls con vida.
    Pero en la versión cortada, sólo se los ve de fondo en una escena.
    ¿Por qué decís "a pesar de las críticas"? ¿La película aún no se estrenó y ya tiene malas críticas?
    Yo tengo ganas de verla también. Fue el primer libro que leí de Tolkien, a los trece o catorce años. Y me encantó. Los tres trolls de mi novela, de la fantasía de Olarticoncha, son un homenaje a esos tres trolls.
    Copiar dibujos ES dibujar. En todo caso, tendrás que entrenar la imaginación. ¿Te genera placer dibujar?
    Gracias por el elogio sobre los míos.
    Que tengas un muy buen año, Sinsemilia, y que cada mes sea mejor que el anterior.
    Abrazo y gracias por pasar.

    H A R R Y G O A Z: ¡Gracias! ¡Vos también!

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